Argentina le “pasa al trapo”, en términos de competitividad agrícola, al resto de sus competidores. Pero los productores argentinos no se pueden lucir porque los políticos los “exprimen” con impuestos.
Este martes, en el evento “Benchmark Agro” realizado en Brasilia por la Confederación de Agricultura y Ganadería de Brasil (CNA), se presentó un estudio comparativo sobre costos de producción agrícolas de las principales naciones agroexportadoras.
En su presentación, el investigador del Centro de Estudios Avanzados de Economía Aplicada (Cepea) , Mauro Osaki, mostró que Brasil es el país con mayor costo de producción de maíz considerando el promedio del último lustro, mientras que el menor costo corresponde a la Argentina. Para el cálculo se consideró el cultivo de primera siembra.
En lo que respecta a soja de primera, EE.UU. lidera el costo de producción por lejos, al tiempo que, nuevamente, Argentina es el país más competitivo de los cuatro analizados
Los valores correspondientes a Ucrania deben tomarse con recaudos porque crecieron de manera sustancial luego de la invasión rusa instrumentada desde febrero de 2022 a la fecha.
En lo que respecta al margen bruto –la diferencia entre los ingresos brutos y el costo operativo efectivo–, en maíz el único país que logró obtener un resultado positivo en el período considerado es EE.UU., mientras Brasil fue el que registró el mayor quebranto.
En soja, en cambio, todas las naciones terminaron con un resultado promedio favorable, pero el único país que no logró generar un margen bruto positivo fue la Argentina, lo que se explica tanto por factores climáticos como por una elevada presión tributaria.
Un observador externo podría preguntarse: ¿Acaso los productores argentinos están todos fundidos? No, pero no por mérito propio del negocio agrícola, sino por ingresos generados por manejos financieros (fundamentalmente financiarse con créditos a tasas de interés reales negativas).
Al evaluar el costo directo, es factible advertir cuán oneroso es producir maíz en Brasil y la ventaja competitiva enorme que tiene la Argentina y que también tendría Ucrania en caso de no estar en guerra con Rusia.
El estudio resulta clave para entender que, si la macroeconomía argentina es ordenada en algún momento por el gobierno de Javier Milei y desaparece la posibilidad de acceder a tasas de interés reales negativas, el negocio agrícola es inviable con la actual presión impositiva.
Dos gráficos para entender cómo la devaluación del real beneficia a los productores brasileños de soja justo cuando ocurre lo inverso con el poroto argentino |